Misericordia,
una oportunidad
de vivir

 

Portadores de esperanza

Día 24: martes, semana 4

 

El poder de la memoria

Conscientes de que el nacimiento siempre es doloroso vemos la importancia de recordar nuestras propias experiencias de dolor, esos momentos que parecían la muerte y que al final surgieron en vida nueva. Si fuésemos una presencia de apoyo para las demás personas en sus crisis personales, cualesquiera que fueran, es esencial recordar cómo podemos y vamos en un instante desde una alegría profunda a casi la desesperación; cómo juegan en nuestras propias vidas la luz y la oscuridad, cómo hemos amado y cómo hemos perdido el amor.

Recordar trae a la luz cuán seguido alguien ha estado con nosotros, sin imponer una solución, sino que ofreciendo su apoyo en momentos de transición, incluso en la enfermedad. Estas son las personas que esperan pacientemente por nuestra sanación, o para que descubramos una vida nueva. Generalmente estas personas nos ayudan a recordar las formas en que hemos experimentado la presencia de Dios en el pasado y nos animan a aferrarnos a ese recuerdo, que Dios nunca nos abandonará (Hebreos 10:23; Isaías 49:15; Salmo 139).

Una partera le ayuda a la madre a respirar a través del dolor que experimenta al dar a luz a su hijo, para enfocar su energía, para tener paciencia, ya que merece esperar por cualquier cosa que vale la pena. Igual como hemos sido ayudados a respirar profundamente, animados a ser pacientes en la jornada, entonces además, estaremos ahí para las demás personas.

La memoria cosecha esperanza. La esperanza es el valor de comprometernos en pensamiento y acción a lo incomprensible e incontrolable que impregna nuestra existencia. La esperanza nos nutre y sostiene ahora. (Karl Rahner, The Practice of Faith, p. 260)

 

Reflexión

Pero, ¿puede una mujer olvidarse del niño que cría, o dejar de querer al hijo de sus entrañas? Pues bien, aunque alguna lo olvidase, yo nunca me olvidaría de ti.

Mira cómo te tengo grabada en la palma de mis manos. (Isaías 49:15-16).

  • ¿Puedo confiar en esta promesa de Dios en Isaías 49:15-16 y estar presente con las personas cercanas que sufren?

Pablo nos invita a tener una presencia compasiva (2 Corintios 1:2-4).

Reciban gracia y paz de Dios nuestro Padre y de Cristo Jesús, el Señor. ¡Bendito sea Dios, del que viene todo consuelo! Él nos conforta en toda prueba, para que también nosotros seamos capaces de confortar a los que están en cualquier dificultad.

  • ¿Soy capaz de experimentar esta realidad en mi vida?

Al reflexionar sobre mis experiencias pasadas, ¿cómo puede nutrir mi esperanza hoy en día el recordar las alegrías y sufrimientos experimentados, las personas que estuvieron conmigo durante los momentos buenos y los difíciles?

 

Oración

Canto a la confianza tranquila

Señor, mi corazón no es engreído
ni mis ojos altaneros:
no he tomado un camino de grandezas
ni de prodigios que me superaran.
Al contrario, tranquila y en silencio
he mantenido mi alma,
como un niño saciado que se aprieta a su madre;
mi alma en mí nada reclama.,
¡Que Israel cuente con el Señor,
desde ahora y para siempre! (Salmo 131).

 

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